El tren se puso en marcha. Creí que no llegaba... pero llegué. Lancé un suspiro de alivio. Pero, diez minutos más tarde... el tren se paró en medio de las vías. No me lo podía creer. El conductor nos dijo a los viajeros que vendrían los electromecánicos en seguida. Y así fue. Los electromecánicos nos dijeron que había surgido una grave avería en la red eléctrica del tren. Al rato, lo consiguieron alegrar. Estaba contentísimo. El tren tardó nueve largas horas en llegar a Girona. Por fin llegué. Llegué a casa de mis abuelos por la noche. Me quedé en su casa dos semanas. Los echaba muchísimo de menos. Cuando llegó el momento de despedirse, les dí un fuerte abrazo y les prometí que volvería el año que viene. Fue una bonita experiencia.
Un saludo, lectores.
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